30 de septiembre de 2009

Una tiorba

Al final de un día largo e intenso, sumergido en una poza de agua termal a más de 40º, que a duras penas soporto y nunca más de diez minutos. Después agua muy fría, para volver a un agua un poco menos caliente que la primera. Así unas tres veces, por la noche y al aire libre, con los ruidos de la ciudad cerca, en silencio. A veces con la cabeza sumergida, conteniendo la respiración. Parecido a cuando hoy hemos hecho fotos con los ojos tapados. Hasta perder la noción de las proporciones y algo de la orientación, aunque percibíamos mejor las gotas de lluvia en la piel y hasta los relieves del suelo. Siempre se pierde algo por el camino, o mucho, tengas los ojos abiertos o cerrados. Tras el baño, me volvían a la cabeza los sonidos de guitarra de una pieza que escuché hace pocos días en la radio. Y me acordé del concierto que Juan Carlos Rivera ofreció con guitarra y tiorba en la iglesia de Agüero. Era verano. Entonces busqué y compré una de sus grabaciones. Y hoy volví a escuchar esa música. Sonidos delicados y precisos como las alas de un insecto. No ha sido una mala jornada.

27 de septiembre de 2009

¡Pues son guapas, Agustín!

En el coche, por la noche y escuchando radío 2. De pronto aparece uno de los programas que prefiero: Juego de Espejos de Luis Suñén. Cada programa es un diálogo con una persona que vive cerca de la música aunque sin dedicarse a ella. Se escuchan las piezas que propone el invitado, y en los intervalos la conversación que mantiene con el presentador. Aprendo mucho de esas charlas.

El invitado de hoy es Agustín Gervás (que no sé quien es). Pero tiene una voz bonita. Y de pronto empieza a hablar de la belleza que puede tener una voz. Después relaciona músicas como la samba argentina (la Samba de Vargas) con música antigua española. Y habla del flamenco y de los cantes de ida y vuelta. Y luego dice que para él la música de Bach conecta con unas ganas inmensas de vivir, con algo pleno. Me gustan sus opiniones. Afirma que ese interés por la voz también lo desarrolla escuchando la radio, porque juega con las imágenes que puede haber detrás de esas voces. Y entonces es cuando afirma, divertido, que hay voces de mujeres en radio 2 a las que es mejor no conocer en persona, porque si son guapas se enamoraría de ellas... y cita dos o tres ejemplos, pero sobre todo la voz de Ana Vega Toscano.

Y entonces Luis Suñén, el presentador, le responde muy serio: ¡Pues son guapas, Agustín!, como advirtiéndole del peligro.

Escuché con todo mi interés hasta el final. Conozco esa voz de Ana Vega Toscano. Comparto el gusto de Agustín Gervás. Conocer a alguien solo por la voz es otra manera maravillosa de conocer, además sin límites. Es una gran construcción de la imaginación, como todo. Hasta ahora he preferido no ir a la web de R2 para ver como es esta presentadora, y creo que estupenda pianista.

¿Cuánto tiempo puede resistir uno solo con una voz?

22 de septiembre de 2009

Duración

Hay libros que necesito tener cerca. Por ejemplo Poema a la duración, de Peter Handke: No es a quien está en casa sino a quien va camino a casa a quien le llega la duración.

De ahí salió el título para una proyección de fotos: "Lugares que duran".

Y de la diferencia entre el instante, sin duración, y el presente que se extiende hacia atrás y hacia delante. Igual que los sonidos.

En los conciertos, cuando acaba una pieza, habría que dejar que el sonido durase todo el tiempo que hiciese falta antes de comenzar los aplausos. Siempre me pareció que los directores deberían ayudar con sus gestos a que la música no se terminase con el inicio del último sonido audible. Como espectador me gustaría esperar en silencio a que mi cuerpo dejase de sentir las imperceptibles líneas que lo cruzan, incluso cuando ya casi no se escucha nada.

Un cambio en el blog

Al final he decidido hacer un cambio en la estructura del blog: suprimir las entradas de comentarios. El tiempo ha demostrado que apenas eran útiles para la comunicación, porque salvo alguna excepción, todos los diálogos que han surgido han ido directamente a mi correo electrónico. Debe haber razones de varios tipos para querer buscar esa privacidad que, por otro lado, comprendo y me gusta. Así que lo mejor es dejar que las entradas del blog encuentren su lugar sin apenas coletilla en su parte inferior.

17 de septiembre de 2009

La respiración, el aliento, los gestos

Escuchar la respiración del interprete, intuir sus gestos, el aliento de unos sonidos que salen de algún lugar entre el instrumento y el músico. Pequeños gestos que también son una huella y que por fortuna nadie ha borrado de la grabación.

Me gusta escuchar el aliento de Pau Casals en la grabación de su concierto en la Casa Blanca en 1961. Y también a Keith Jarreth en su Concierto de Colonia. Es la música que sigue a Nani Moretti mientras viaja en su vespa hasta el lugar en que murió Passolini. (Hace poco la escuché en un viaje largo en coche, cruzando una llanura en la que el termómetro marcaba 36º y en la que no había otra cosa que hacer más que conducir y escuchar la música y la respiración).

¿Un virus de la empatía funciona a larga distancia?, dice la protagonista de Código 46. Al inicio de la película me vino a la cabeza lo que dice el fotógrafo Raymond Depardon: cuando tengo interés en una mujer me gusta invitarla a un viaje. La misma protagonista dice que le pasa algo frente a una piel con pecas: la piel con pecas es como vestida y desnuda. La última frase de la película es: Te extraño. Condenada a mantener sus recuerdos mientras a los más afortunados se los extirpan.

Escuchar una respiración. O pensar en escucharla. Mientras el avión alcanza altura y gira para enfilar la ruta. Y el horizonte se inclina.

Dicen que pensar en los sonidos activa las mismas zonas del cerebro que escucharlos.

16 de septiembre de 2009

No lo sé

Hace unas semanas que escucho los Últimos Cuartetos de Beethoven, en una interpretación del cuarteto Lasalle. Intento saber en que dirección avanza mi emoción al escucharlos y aún no lo sé. Pero quería escribir aquí lo que sí identifico.

Lo primero es que no tengo el oído acostumbrado a esta música. No deja tregua.
Lo segundo es que me parece una música dura. Lo que no le quita ningún interés.
Lo tercero es que me doy cuenta de que no vale, no basta, con intentar saber si me gusta o no me gusta. Mejor dicho, esta música no se adapta a estas categorías. (Tampoco podría decir fácilmente si me gusta o no).
Lo cuarto es que la escucho durante varias horas seguidas, sin querer separarme de ella.

Es posible que sea una continuación

Una conversación sobre alguno de los muchos tipos de soledades que pueden surgir cuando uno no está solo. También sobre la dificultad de dormir a tu hijo pequeño.

Casi ese mismo día, me regalaron varios discos en los que había grabados quince películas que no había visto.

Hoy elegí una al azar. Revolutionary road, de Sam Mendes.

No sé explicar por qué siento una cosa como continuación de la otra.

3 de septiembre de 2009














Toda la tarde, también estos últimos días, viendo y editanto fotos. Como siempre llevo "retraso", estoy trabajando con imágenes de hace tres y cuatro años. Hay momentos difíciles, otros muy intensos. Muchos presentes entrecruzándose, un diálogo a varias voces.

Y me acordé de un texto de Raymond Carver:

Cada poema que he escrito fue un momento único (...) Cuando veo uno estoy viendo la radiografía de mi mente en ese momento. Leyendo ahora estos poemas, tengo la sensación de estar ante un mapa aproximativo pero auténtico de mi pasado. Me ayudan a hilvanar mi vida, a percibir su continuidad. Y me gusta la idea.